8 may 2013

A milímetro por año. Microproyecto Paisaje.


“A milímetro por año” es una retrospectiva a través del paisaje que veía hace 23 años enfrentado al que veo en la actualidad. 

Hace 23 años cogí por primera vez una cámara réflex de 35 mm y me dediqué a fotografiar aquello que veía todos los días por aquel entonces, la Antártida. Con 18 años de edad tuve la fortuna de hacer una campaña en un buque oceanográfico y decidí que una cámara sería la compañera perfecta para compartir todos esos momentos y grabarlos en mi memoria en forma de negativo. 

Han pasado todos esos años y desde aquel entonces he vuelto a repetir conducta. He cogido de nuevo la cámara y me he dedicado a fotografiar lo que actualmente veo día tras día en un radio de unos 20 kilómetros, queriendo igualar las condiciones de aquel momento con las presentes: por un lado, una réflex de 35 mm, y por otro, un radio de acción determinado.

Como consecuencia de esta vivencia, la fotografía caló en mi hondo, muy hondo, hasta tal punto, que después de un periodo largo de tiempo, he tenido que volver a ella. Es una manera de reivindicar que “esto” es lo que anhelaba por aquel entonces, y esto es lo que quiero ahora. El objetivo de este proyecto, es poner de manifiesto el inicio de esa mirada, que un día empieza a germinar dentro de una persona y no importa los derroteros por los que te lleve la vida, al final si no satisfaces esa manera de ver, acaba surgiendo de una manera u otra, hasta tal punto, que dejas de ser un mero observador para convertirte en un germen de fotógrafo. 

Para abordar este proyecto realizo paisajes, con el fin de reflejar esa mirada de la que hablo. Capturo paisajes que aunque no se corresponden en nada con aquello que llegué a ver, siempre acabo viendo lo mismo de nuevo. 

Fotografío esa similitud que encuentro en estos espacios con lo desértico, con lo diáfano. A veces más parecido a una sensación de semejanza que otra cosa, pero que me obliga a reparar en ella, confrontándola con mi archivo del recuerdo. La puesta en común de estos dos tipos de parajes, es la barrera física que me impide llegar a ello que me interesa, es decir, recuerdo que entre hielos, me llamaba la atención las formas de los icebergs, sus colores homogéneos, pero no podía acercarme a ellos todo lo que quería. Entre ellos y yo siempre estaba el obstáculo del mar. Con los áridos murcianos que me rodean hoy, me pasa lo mismo, es decir, se pueden ver muy bien desde la distancia, pero entre estos montes y yo, hay por medio carreteras, descampados de difícil acceso, vallas, por lo que tengo la misma sensación que tuve en la Antártida. 

He aquí las imágenes finales de este proyecto:















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